La ropa y su impacto medioambiental

Escrito el 19/02/2024
COLEGIO SALUDABLE


Actualmente la globalización y las facilidades de internet nos permiten hacer compras desde casa  a golpe de ‘click’. Esto ha disparado el consumo de todo tipo de productos, principalmente relacionados con el ocio (entradas, turismo, música, restaurantes…) pero además de experiencias, también bienes materiales, como ropa, calzado, y tecnología entre los primeros puestos según diferentes encuestas. 

Según las estadísticas de un informe de marzo de 2023 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) constata que la cantidad de prendas producidas en la actualidad se ha duplicado desde el año 2000, y se calcula que los consumidores compran hoy un 60% más de ropa que hace 15 años, pero solo la usan la mitad de tiempo.

También señala que la industria de la moda es responsable del 10% de las emisiones mundiales anuales de carbono,  y del 20% de la huella hídrica mundial, siendo la segunda industria más contaminante del planeta. Para elaborar una camiseta de algodón se necesitan hasta 3.000 litros. La cantidad sube hasta 10.000 cuando se habla de pantalones vaqueros.

Esto se debe a que el modelo principal es el ‘fast fashion’, es decir, prendas de ropa más baratas pensadas para pocos usos y a muy bajos precios que invitan a comprar y desechar constantemente, olvidándonos o ignorando su enorme impacto medioambiental. 

Para mantener bajo el precio de producción, las prendas de moda rápida se fabrican a menudo con materiales como el poliéster —una fibra sintética y barata fabricada a partir del petróleo, un combustible fósil no renovable—, según un informe de la Changing Markets Foundation. Debido a sus bajos precios, tienen una calidad cuestionable, tanto que, tal y como denuncia la ONU, el 60 por ciento de toda la que se vende acaba en el vertedero en menos de un año. El poliéster puede tardar aproximadamente 200 años en descomponerse, según un informe de 2016 de Greenpeace.



El problema por tanto que supone para el medio ambiente es múltiple: toneladas de emisiones contaminantes en su producción,  consumo descontrolado de agua, empleo de sustancias tóxicas en los tejidos, transporte de la mercancía, y la liberación de microplásticos en el lavado que acaban en los mares y océanos porque su diminuto tamaño impide que puedan quedar atrapados en los filtros de las depuradoras, son algunos de ellos.

Además en la actualidad, tres quintas partes de toda la ropa acaba en vertederos o incineradoras en menos de 1 año desde que se produjo, lo que se traduce en un camión cargado de ropa usada cada segundo. La mayoría de esas instalaciones se encuentran en el sur de Asia o África, donde los países que reciben esas cargas no pueden manejar esa cantidad, por que lo que queda acinada en torres de metros de altura.

Es responsabilidad tanto de la industria como de los consumidores cambiar el modelo de producción y el patrón de consumo, pues el actual es insostenible y traerá (ya a corto plazo) consecuencias nefastas. Por ello, podemos tomar algunas medidas como:

 

  1. Apostar por el ‘Slow Fashion’. Reducir el número de prendas que tenemos, tener un armario más versátil y de mayor calidad, además de cuidar muy bien las prendas, para alargar su vida.
  2. Comprar en firmas de moda sostenible. Estas marcas fabrican considerando el impacto ambiental y social que puede tener el producto en todo su ciclo de vida (sostenibilidad del material, el proceso de convertir una fibra cruda en textil, las condiciones de trabajo, el total de la huella de carbono, la posibilidad de reciclaje o biodegradación…). En internet podemos encontrar ya varias tiendas que se dedican a ello tecleando ‘moda sostenible’.
  3. Comprar a marcas que fabriquen en España. Al ser nacional el transporte será menor, y nos aseguraremos además que el proceso de fabricación (en gran medida) esté regulado y en mejores condiciones (tanto medioambientales como laborales).
  4. Comprar de segunda mano. Tenemos la posibilidad de comprar o intercambiar prendas de segunda mano que siguen estando en buenas condiciones pero nos han dejado de gustar. Con esto alargamos la vida de las prendas y podemos reducir la fabricación de otras nuevas.
  5. Ser inteligentes a la hora de consumir. No nos dejemos llevar por los reclamos publicitarios, códigos descuento, rebajas, etc. Y pensemos si de verdad lo que vamos a comprar lo necesitamos y merece la pena. También, intentemos comprar en tiendas físicas, pues podemos ver el producto y estar más seguros de su calidad a la hora de comprarlo (por internet podemos correr el riesgo de equivocarnos y no poder devolverlo, o su devolución puede suponer más transporte y por tanto más contaminación)