El gluten es una proteína que aparece de forma natural en varios cereales ampliamente consumidos, como el trigo, la cebada, el centeno, algunos tipos de avena, la espelta... Esta proteína es la responsable de aportar elasticidad a las masas hechas con harina, lo que permite obtener panes y productos horneados con una textura esponjosa.
Además, el gluten también actúa como espesante, por lo que puede encontrarse añadido a alimentos que, en principio, no lo contienen naturalmente. Asimismo, es importante considerar que algunos alimentos naturalmente libres de gluten pueden contaminarse durante el almacenamiento o la preparación.
Enfermedades asociadas al gluten
Enfermedad celíaca: Es un trastorno inmunológico crónico que se presenta en personas con predisposición genética. Se desencadena por la ingesta de gluten y causa daño en las vellosidades del intestino delgado, afectando la absorción de nutrientes, provocando inflamación , fatiga... El único tratamiento efectivo es seguir una dieta estricta sin gluten, lo que permite la recuperación intestinal. Incluso pequeñas cantidades pueden provocar complicaciones digestivas, aunque no haya síntomas visibles.
Sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC): Se diagnostica cuando se descartan la celiaquía y las alergias a cereales. Puede causar algunos de los mismos síntomas que la celiaquia , como dolor abdominal y fatiga, pero la sensibilidad al gluten no daña el intestino delgado como lo hace la enfermedad celíaca. Los síntomas suelen aparecer pocas horas después de consumir gluten y desaparecen al eliminarlo de la dieta. Sin embargo, no debe iniciarse una dieta sin gluten sin supervisión médica, ya que esto puede dificultar el diagnóstico correcto.
Alergia al gluten: Es una reacción inmediata mediada por IgE, típica de las alergias alimentarias. Los síntomas aparecen poco después del contacto con el gluten. El tratamiento consiste en eliminar por completo esta proteína de la dieta.
¿Tiene sentido eliminar el gluten sin necesidad médica?
No hay evidencia científica suficiente que respalde beneficios de seguir una dieta sin gluten en personas sanas. De hecho, muchos productos sin gluten (panes, pastas, bollería, etc.) pueden contener más grasas saturadas, azúcares y otros aditivos para compensar la falta de gluten, y su precio suele ser más alto.
Según el informe “Tendencia de exclusión alimentaria en la población española”, elaborado por la Fundación MAPFRE y la Academia Española de Nutrición y Dietética, el 72% de quienes eliminan el gluten de su dieta lo hacen sin haber recibido un diagnóstico médico.
¿Por qué no debe eliminarse el gluten sin una evaluación previa?
Dificulta el diagnóstico: Si se retira el gluten antes de realizar los estudios necesarios, los resultados pueden ser erróneos, ya que desaparecen los marcadores que permiten detectar la celiaquía, y el intestino puede empezar a recuperarse, dando falsos negativos.
Riesgo de deficiencias nutricionales: Aunque el gluten no tiene un valor nutricional alto, los cereales que lo contienen sí aportan nutrientes esenciales como fibra, vitaminas y minerales. Eliminar estos alimentos sin la debida orientación médica puede provocar carencias importantes.