Las verduras y frutas suelen ser uno de los grupos de alimentos en los que encontramos mayores dificultades para que nuestros hijos se animen a comer y disfrutar. Especialmente las verduras, pues su sabor es más suave e incluso pueden resultar amargosas en algunos casos, especialmente cuando el paladar está acostumbrado a sabores artificiales o que lo sobre estimulan, como el sabor del cacao azucarado, galletas, bollería, embutidos… Ultraprocesados en general. Recomendamos dejarlos en momentos puntuales para que no interfieran con la introducción de este tipo de alimentos más naturales.

Además de las pautas expuestas, la gamificación puede ser un buen aliado para conseguir nuestro objetivo; por ejemplo, crear un sistema de puntos cada vez que se pruebe una fruta o verdura nueva, o concursos de cocina saludable entre la familia… En estos casos el premio nunca se aconseja que sea comida, pero si puede ser una excursión, escoger el plan del fin de semana, la película que se va a ver… o cualquier cosa que a nuestro hijo le motive y le impulse en un inicio a probar estos u otros alimentos que se le resistan más.